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miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Un Project Manager en mi cocina?..

La cena de Nochebuena o el pavo de Acción de Gracias pueden llegar a feliz término usando las herramientas de Project Management o Gestión de Proyectos.  Empezar definiendo el alcance (el menú), el presupuesto, los tiempos, los invitados y la ayuda que necesitamos, , los materiales necesarios y  los riesgos o eventualidades que pueden suceder, elaborando un completo  plan de gestión y siendo rigurosos en su ejecución, el éxito del banquete está garantizado. 

Hoy quiero hablar de cocinas  no del arte de  cocinar. Para ser el Project Manager de un Proyecto exitoso lo mejor es conocer a fondo el campo en el que el proyecto va a desarrollarse.
Desde mi experiencia, desde mi conocimiento puedo hablar de la reforma de una cocina, de tu cocina o de la de un restaurante. 
No es descabellado planear la reforma de la cocina desde la perspectiva de un proyecto global, siguiendo los mismos procesos que en la construcción de una plataforma petrolífera, un puente sobre la bahía o una ciudad deportiva. 
En la reforma de una cocina debemos tenerlo todo listo, preparado, definido  desde mucho antes de empezar a enviar a la familia a comer al restaurante. Incluso va a ser interesante saber a que restaurante se va a ir, a que hora  y por cuantos días. Los miembros de la familia deben seguir con sus trabajos o estudios habituales, no deben verse cada día vagando por la calle buscando una mesa en algún lugar.  Debemos prever el riego de que algo falle, reservar con tiempo lo importante, tener contratados los instaladores auxiliares sabiendo que cualquier pieza que falle va a retrasar el final del proyecto. 
Esto vale también para la renovación de la habitación o el baño de los niños, que van a perder sus rutinas durante las obras, para la entrada de la escalera o del garaje  donde los trabajos van a colapsar la vida de todos los usuarios.
Cuando aplicamos la metodología de proyectos desaparece la incertidumbre, pisamos el suelo. Dejamos de confiar en la suerte y empezamos a confiar en un plan. A este plan nos remitimos ante cualquier eventualidad.
 Un buen plan debe incluir una recompensa a los implicados. Debemos planificar la primera cena en la nueva cocina al iniciar el proyecto y anotar esa fecha  en el cronograma del proyecto.
¡Ahora sí que entra el cocinero! 

1 comentario:

  1. leyendo esta entrada no puedo evitar en pensar en los work-flows de las producciones de cine, que no son tan estructuradas como debieran.

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